Tuesday, January 8, 2013

Los de abajo

Los de abajo por Mariano Azuela
http://www.biblioteca.org.ar/libros/142337.pdf

-publicado en un periódico en 1915
-postmodernismo → no hay absolutos
-fragmentado

la Revolución mexicana: 1910-1915
3 etapas: protesta contra las re-elecciones de Porfirio Díaz, presidente desde 1876
el Porfiriato: tiempo de progreso, prosperidad
-ferrocarriles, puerto de Veracruz, México DF transformada en una ciudad moderna
-exportó petróoleo

campesinos, mineros - todavía mucha pobreza, latifundistas
Francisco Madero, tomó armas, elegido presidente
-en 1913, asesinado por Victoriano Huerta
-resistencia a la presidencia de Huerta, por Villa, Zapata → 1a parte de la novela
-batalla de Zacatecas (abril 1914), Huerta huye, el ejército entra en Mexico DF, mala conducta → 2a parte de la novela
lucha entre Villa y Obregón - 3a parte
Villa/Zapata - clase baja, radical
Obregón/Carranza - clase media, moderada

NOVELA REVOLUCIONARIA
-diálogo en vez de narrativo
-fragmentación

1a PARTE

Protagonista: Demetrio Macías
Los Federales vienen por él, amenazan a su esposa, queman su casa
los rebeldes, famoso por su puntería, emboscaron a los Federales, los Federales hirieron a Demetrio, ahorcaron dos de ellos
los serranos: “ nos roban nuestros puercos, nuestras gallinas, y hasta el maicito que tenemos para comer, queman nuestras casas, llevan nuestras mujeres”

“— Yo he procurado hacerme entender, convencerlos de que soy un verdadero correligionario...
— ¿Corre... qué? —inquirió Demetrio, tendiendo una oreja.
— Correligionario, mi jefe..., es decir, que persigo los mismos ideales y defiendo la misma causa
que ustedes defienden.
Demetrio sonrió:
— ¿Pos cuál causa defendemos nosotros?...
Luis Cervantes, desconcertado, no encontró qué contestar.”

¡los revolucionarios no saben que es la causa!
Luis Cervantes - Pancracio = “bestial,” Manteca = human garbage

—La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices
que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la
sangre de los pobres...

"¿En dónde están esos hombres admirablemente armados y montados, que reciben sus haberes en
puros pesos duros de los que Villa está acuñando en Chihuahua? ¡Bah! Una veintena de encuerados
y piojosos, habiendo quien cabalgara en una yegua decrépita, matadura de la cruz a la cola. ¿Sería
verdad lo que la prensa del gobierno y él mismo habían asegurado, que los llamados revolucionarios
no eran sino bandidos agrupados ahora con un magnífico pretexto para saciar su sed de oro y de
sangre? ¿Sería, pues, todo mentira lo que de ellos contaban los simpatizadores de la revolución?
Pero si los periódicos gritaban todavía en todos los tonos triunfos y más triunfos de la federación, un
pagador recién llegado de Guadalajara había dejado escapar la especie de que los parientes y favoritos
de Huerta abandonaban la capital rumbo a los puertos, por más que éste seguía aúlla que aúlla:
`Haré la paz cueste lo que cueste'. Por tanto, revolucionarios, bandidos o como quisiera llamárseles,
ellos iban a derrocar al gobierno; el mañana les pertenecía; había que estar, pues, con ellos, sólo con
ellos."

“curros” have been the ruin of every revolution

No he terminado: "Ustedes, que me levantaron hasta la Presidencia de la República,
arriesgando su vida, con peligro inminente de dejar viudas y huérfanos en la miseria, ahora que he
conseguido mi objeto, váyanse a coger el azadón y la pala, a medio vivir, siempre con hambre y sin
vestir, como estaban antes, mientras que nosotros, los de arriba, hacemos unos cuantos millones de
pesos."
LOS DE ARRIBA/ LOS DE ABAJO

Como decía —prosiguió Luis Cervantes—, se acaba la revolución, y se acabó todo. ¡Lástima de
tanta vida segada, de tantas viudas y huérfanos, de tanta sangre vertida! Todo, ¿para qué? Para que
unos cuantos bribones se enriquezcan y todo quede igual o peor que antes. Usted es desprendido, y
dice: "Yo no ambiciono más que volver a mi tierra". Pero ¿es de justicia privar a su mujer y a sus hijos
de la fortuna que la Divina Providencia le pone ahora en sus manos? ¿Será justo abandonar a la patria
en estos momentos solemnes en que va a necesitar de toda la abnegación de sus hijos los
humildes para que la salven, para que no la dejen caer de nuevo en manos de sus eternos
detentadores y verdugos, los caciques?... ¡No hay que olvidarse de lo más sagrado que existe en el
mundo para el hombre: la familia y la patrial...

Permítame que sea enteramente franco. Usted no comprende
todavía su verdadera, su alta y nobilísima misión. Usted, hombre modesto y sin ambiciones, no quiere
ver el importantísimo papel que le toca en esta revolución. Mentira que usted ande por aquí por don
Mónico, el cacique; usted se ha levantado contra el caciquismo que asola toda la nación. Somos
elementos de un gran movimiento social que tiene que concluir por el engrandecimiento de nuestra
patria. Somos instrumentos del des-tino para la reivindicación de los sagrados derechos del pueblo.
No peleamos por derrocar a un asesino miserable, sino contra la tiranía misma. Eso es lo que se llama
luchar por principios, tener ideales. Por ellos luchan Villa, Natera, Carranza; por ellos estamos
luchando nosotros.

tipo de guerra: guerrilleros, emboscamientos

“Yo pensé una florida pradera al remate de un camino... Y me encontré un pantano." Amigo mío: hay hechos y hay hombres que no son sino pura hiel... Y esa hiel va cayendo gota a gota en el alma, y todo lo amarga, todo lo envenena. Entusiasmo, esperanzas, ideales, alegrías..., ¡nada! Luego no le queda más: o se convierte usted en un bandido igual a ellos, o desaparece de la escena, escondiéndose tras las murallas de un egoísmo impenetrable y feroz.” -General Natera, disilusionado

¡De una raza irredental... —Apuró un nuevo vaso de vino, hizo una larga pausa y prosiguió—: Me preguntará que por qué sigo entonces en la revolución. La revolución es el huracán, y el hombre que se entrega a ella no es ya el hombre, es la miserable hoja seca arrebatada por el vendaval...

—Lástima que lo que falta no sea igual. Hay que esperar un poco. A que no haya combatientes, a que no se oigan más disparos que los de las turbas entregadas a las delicias del saqueo; a que resplandezca diáfana, como una gota de agua, la psicología de nuestra raza, condensada en dos palabras: ¡robar, matar!... ¡Qué chasco, amigo mío, si los que venimos a ofrecer todo nuestro entusiasmo, nuestra misma vida por derribar a un miserable asesino, resultásemos los obreros de un enorme pedestal donde pudieran levantarse cien o doscientos mil monstruos de la misma especie!... ¡Pueblo sin ideales, pueblo de tiranos!... ¡Lástima de sangre!
-Albert Solis
los rebeldes tomaron Zacatecas

2a PARTE
La pintada asesina a Camila
los rebeldes: profanan las iglesias, roban, matan sin razón, secuestran mujeres y chicas, igual como los federales; animales, no les importa “la causa”

—    ¿Oiga, curro, ahora que lo estoy pensando, yo qué pitos voy a tocar a Aguascalientes?
—A dar su voto, mi general, para presidente provisional de la República.
—¿Presidente provisional?... Pos entonces, ¿qué... tal es, pues, Carranza?... La verdad, yo no entiendo estas políticas...
NO ENTIENDO ESTAS POLITICAS

¡Ahora va de veras! —clama, corriendo a la cantina por un nuevo cartucho, que vuelve a colocar sobre la cabeza del mancebo.
Torna a su sitio, da una vuelta vertiginosa sobre los pies, y al descubrir, dispara. Sólo que ahora se ha llevado una oreja en vez del cartucho.
-dispara a los pies del sastre inocente

LUCHA ENTRE CARRANZA/VILLA

3a PARTE
—Porque lo que yo no podré hacerme entrar en la cabeza —observó Anastasio Montañés— es eso de que tengamos que seguir peleando... ¿Pos no acabamos ya con la federación?
Ni el general ni Venancio contestaron; pero aquellas palabras siguieron golpeando en sus rudos cerebros como un martillo sobre el yunque.
Ascendían la cuesta, al tranco largo de sus mulas, pensativos y cabizbajos. Anastasio, inquieto y terco, fue
con la misma observación a otros grupos de soldados, que reían de su candidez. Porque si uno trae un fusil en las manos y las cartucheras llenas de tiros, seguramente que es para pelear. ¿Contra quién? ¿En favor de quiénes? ¡Eso nunca le ha importado a nadie!

—¿Villa?... ¿Obregón?... ¿Carranza?... ¡X... Y... Z...! ¿Qué se me da a mí?... ¡Amo la revolución como amo al volcán que irrumpe! ¡Al volcán porque es volcán; a la revolución porque es revolución!... Pero las piedras que quedan arriba o abajo, después del cataclismo, ¿qué me importan a mí?...

Villa -derrotada

La música de cuerda tocó todo el día y se le hicieron honores solemnes al barril; pero Demetrio estuvo muy triste, "sin saber por qué, ni por qué sé yo", repitiendo entre clientes y a cada instante su estribillo.

UN AÑO DESPUES DE ZACATECAS
Igual a los otros pueblos que venían recorriendo desde Tepic, pasando por Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas, Juchipila era una ruina. La huella negra de los incendios se veía en las casas destechadas, en los pretiles ardidos. Casas cerradas; y una que otra tienda que permanecía abierta era como por sarcasmo, para mostrar sus desnudos armazones, que recordaban los blancos esqueletos de los caballos diseminados por todos los caminos. La mueca pavorosa del hambre estaba ya en las caras terrosas de la gente, en llama luminosa de sus ojos que, cuando se detenían sobre un soldado, quemaban con el fuego de la maldición.

en un cafe: —¡Papeles, sí!... ¡Eso nos han traído ustedes!... ¡Pos eso coman!... —dice la fondera, una viejota insolente, con una enorme cicatriz en la cara, quien cuenta que
"ya durmió en el petate del muerto para no morirse de un susto".

Y por eso los soldados cantan, ríen y charlan locamente. En su alma rebulle el alma de las viejas tribus nómadas. Nada importa saber adónde van y de dónde vienen; lo necesario es caminar, caminar siempre, no estacionarse jamás; ser dueños del valle, de las planicies, de la sierra y de todo lo que la vista abarca.

Crítica

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